Hoy en día vivimos un periodo de cambios y reformas profundas, bueno; en teoría.

Pero el tema al cual acudo con premura en este artículo es uno del cual muy poco se habla; la delincuencia sectorizada.

Hay zonas concretas en La Serena y Coquimbo que presentan una acumulación progresiva de delincuencia y narcotráfico. Estas zonas están muy bien delimitadas por los respectivos municipios; marcándolos como puntos rojos en el mapa, información que maneja muy bien todas las comisarías, ya que cuentan con bases de datos detalladas de esto y de las personas que viven en estos lugares (aludiendo en estricto rigor a la masa de personas con prontuario policial).

Pero el motivo de este pequeño análisis no es remarcar aún más estos puntos calientes de delincuencia, si no acudir al llamado de muchas familias que se han comunicado con mi equipo de trabajo, para hacer ver al resto de la población que este aumento de delincuencia en estas zonas específicas se deben en mayor medida al poco y nulo actuar de carabineros de Coquimbo y La Serena, cuando estos reciben las denuncias de ruidos molestos, disparos, peleas, violaciones, entre otros hechos consumados.

Los carabineros no están realizando su trabajo de manera justa para todos, ya que en estas zonas no solo viven delincuentes y narcotraficantes, sino que este aumento es producto de que han dejado solas a las familias que siempre han estado ahí, mucho antes de que el gobierno dejase a la población de nuestro país caer en un punto de quiebre en la relación apoyo – oportunidades en todo ámbito del concepto anteriormente señalado.

Entrando en detalle; las zonas que presentan mayor cantidad de denuncias son el sector “La Batea”, “El Triángulo”   y el sector de “Quebrada Benavente” todos estos en Coquimbo y todo el sector más alejado del centro de las compañías de La Serena.

Cuento un caso de una señora enferma del corazón y jubilada que vive en el sector de Quebrada Benavente de Coquimbo, ella nos ha contado sobre el nulo actuar de carabineros desde hace ya un año, denunciando la llegada y la ocupación de dos casas frente a la de ella de un grupo de narcotraficantes violentos y armados que han efectuado ruidos molestos todas las noches, incluyendo disparos, peleas de delincuentes, amenazas a las personas que siempre han estado ahí y que son de trabajo y esfuerzo, entre otros problemas graves.

Cuenta que ha acudido incontables ocasiones a la brigada de drogas de carabineros, PDI, plan cuadrante, y ninguno y jamás han acudido si quiera a venir a ver qué sucede. Ella y su familia viven un calvario por los motivos mencionados, además de señalar que es un grupo específico foráneo al lugar y en vista de que no hay actuar policial en dichos llamados, el grupo delictual que vende, reparte e importa drogas ha crecido de forma exponencial.

Como analista social hago un llamado a las autoridades, intendencia, Subsecretaría de Prevención de delitos, y a todas las organizaciones; a no dejar abandonadas a las familias que toda su vida han sido el pilar fundamental de nuestra república, si quieren hacer algo por la ciudadanía, es hora de hacer algo por dichas personas afligidas que no han tenido la culpa de que se les haya mezclado como un delincuente más, cuando esto es un producto de la lejanía intencionada y planificada de las organizaciones y los ministerios que deberían encargarse de esto y hacer su trabajo.

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Imagen de Alberto Hernández
Analista social - Experto en geopolítica y sociología.
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