Lo he contado antes. Un amigo mío, diplomático europeo retirado, me dijo que en las cancillerías del viejo continente se hacían apuestas acerca de si Trump lograría o no llegar al final de su período presidencial. Como sabemos sobrevivió. El sábado pasado sobrevivió a otra prueba, pero puede no servirle de mucho,No es que los diplomáticos estuvieran equivocados. Es que nadie tenía idea de la férrea voluntad de salir adelante del nuevo mandatario.Desafió las tradiciones democráticas; fue imprudente, poco diplomático e inoportuno como cuando puso su brazo sobre el hombro de la Reina Isabel II, o empujó al mandatario de un pequeño país balcánico para ponerse en primera fila para la foto. Fue un ejemplo permanente de ignorancia y mal gusto que puso en evidencia que lo suyo son los negocios, con o sin respeto de las normas éticas. Su desprecio por las normas de convivencia democrática culminó con la negativa a aceptar la derrota electoral. Pero sobrevivió una vez más. Ahora ante el segundo “impeachment” salió airoso, pero maltrecho. Había perdido el primer round cuando el Senado decidió que era posible enjuiciarlo aunque ya no ocupara la Casa Blanca. Bastó un puñado de seis votos republicanos para obligarlo a enfrentar la acusación. Al final, solo se sumó otro republicano disidente, pero la demoledora argumentación de los nueve “fiscales” delegados de la Cámara de Representantes, que incluyó videos nunca antes publicados, ha tenido efectos devastadores. Esta vez el juicio político fue más rápido que el primero, que se alargó por veinte días. Le convenía al propio Trump que no se siguieran ventilando sus trapos sucios, en especial la grave acusación de incitar a la insurrección. La directa relación entre su discurso del 6 de enero y la asonada en el Capitolio quedó fehacientemente demostrada.Pero el presidente Joseph Biden también necesitaba que terminara pronto el juicio. La enumeración de sus problemas es larga, pero en un primer momento, los más dramáticos son el control de la pandemia, desastrosamente enfrentada por Trump, y, luego, la crisis inmigratorio que se agudizó por la política de las expulsiones y el “muro” de Trump.

Autor

Imagen de Abraham Santibáñez Martínez

Secretario General del Instituto de Chile. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua.Premio Nacional de Periodismo 2015

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