Esta pandemia del Covid-19 nos afecta a todos por igual. Todos nos podemos contagiar, todos debemos cuidarnos, todos debemos respetar las medidas sanitarias, todos nos debemos quedar en casa si es posible. Esta pandemia no nos da tregua y por eso es necesario que sigamos impulsando medidas que ayuden a todos los chilenos sin excepciones.

Es por ello, que en esta semana que finaliza hemos sostenido una serie de reuniones, con la Subsecretaria de Educación Parvularia, María José Castro y con el vocero de gobierno, Jaime Bellolio, destinadas a avanzar en la necesidad de entregar un apoyo a los jardines infantiles privados. En Chile hay 22 mil establecimientos de este tipo y que son una herramienta fundamental en el desarrollo integral de los menores.

Lo hemos dicho en este mismo espacio, algunos de estos establecimientos han debido cerrar, otros tienen imposiciones impagas, dividendos atrasados e incumplimientos comerciales. Es la realidad que hoy afecta a varios jardines infantiles particulares de la región de Coquimbo y del país. Sus sostenedores, tras la llegada del coronavirus, debieron cerrar sus puertas y aplicar la Ley de Protección del Empleo a sus trabajadores, manteniendo este instrumento a profesionales, técnicos y auxiliares y así eviten perder su fuente laboral.

Sin duda, hoy tenemos la oportunidad de dar una solución concreta y poner a los niños primero en la fila y apoyar a sus padres y madres, la mayoría de aquella clase media.

Necesitamos una discusión inmediata del Proyecto de Ley de subvenciones de niveles medios, recordando que este proyecto fue rechazado por la Comisión de Educación, justamente porque incluía a los jardines infantiles privados y en esta herramienta está la solución para salir de este duro momento, en que se requiere el apoyo transversal de los parlamentarios para sacarla adelante.

Paralelamente, dada esta nueva realidad es necesario que se genere un período de postulación a las subvenciones exclusiva para establecimientos educacionales parvularios particulares y públicos, ampliando los requisitos de sus respectivas certificaciones como instituciones; no considerar por un periodo limitado de tiempo la exigencia de asistencia presencial al establecimiento y calcular esa subvención en base al promedio de alumnos del año anterior, la cual no debe ser inferior al 75% por cada menor matriculado y esta ayuda se entregue directamente al sostenedor.

Debemos ser muy claros en esto, da lo mismo si la subvención se entrega a un privado o a un público. En el momento que vivimos, siempre tenemos que entender que detrás de ese apoyo hay niños, hay familias, educadoras de párvulos, profesionales, técnicos y auxiliares que lo están pasando mal porque su situación económica ha cambiado debido a la pandemia.

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