Terminaba una reunión  con dirigentes sociales rurales de la provincia de Elqui, cuando se acercaron representantes de los  vecinos del loteo Santa Mónica a plantear que necesitaban energía eléctrica domiciliaria.
Ellos están ubicados  en el kilómetro 15 del camino La Serena a Vicuña
Me explicaron que para sus familias y sus niños, realizar sus actividades domésticas era complicado  al carecer de ese vital servicio.
Es de suponer, sin energía para el alumbrado de la casa, para el refrigerador, sin internet para los niños, cuando deben hacer sus tareas. 
Para bien o para mal, el mundo moderno depende de la energía eléctrica y, sin duda, también el desarrollo de las comunidades, las regiones y los países.
Estaban frescas todavía las gestiones realizadas en la comunidad Trigal de Guanaqueros, en donde la situación fue mucho más dramática. Hubo episodios de personas que se agravaron en sus enfermedades, una falleció y la calidad de vida de esos vecinos estaba absolutamente deteriorada.
No obstante y mediante la persuasión, el convencimiento, fuimos aunando voluntades, en el propósito de dotar de energía eléctrica al Trigal.
Debo confesar que en algunos momentos, el proceso se complicó, cuando los oportunistas de siempre quisieron sacar provecho de esa situación. Fue cuando la propietaria del precario tendido eléctrico subió el precio de ese circuito que nunca funcionó, y cuando lo hizo no cumplió su objetivo y luego de transformarse en un mal negocio lo abandonó.
Pese a eso, pudimos y con el apoyo permanente de los vecinos, particularmente de Giselle López, logramos entregar lo que tanto anhelaban: luz para alumbrarse y energía para su enseres domésticos.
En el Loteo Santa Mónica se han unido muchas voluntades, junto a los vecinos organizados, el representante de la inmobiliaria, CONAFE y  la SEC, que han extremado su gestión.
Hoy solamente falta evaluar el actual tendido, luego viene el largo proceso de traspaso de servidumbre, pero hay mucha buena voluntad.
Todos esperamos que a fin de este año, los vecinos puedan encender su primera ampolleta en su hogar.
Sin duda que será un premio a su unidad, organización y nunca abandonar el objetivo final, que aunque cueste,  y sin renunciar, puede alcanzarse.
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